Nombre Obra:El Retorno del Miedo, 2015
Fecha:21 de septiembre al 30 de octubre 2015
Tipo de exposición: Serigrafías / Casa H
Serie de Monocopias y edición 1/4 tintas planas
Tinta PVC sobre papel Guarro de 350 g / 110 x 77 cm sin marco / 121 x 84 cm con marco
Instalación, dimensiones variables.
Actividad: Artista
Hay un antiguo proverbio árabe que dice: “El hombre es amo de lo que calla y esclavo de lo que dice”. El martes 9 de septiembre de 2014, el diario La Segunda publicó el titular “El retorno del miedo” para cubrir la noticia del estallido de un artefacto explosivo en la Estación de Metro Escuela Militar. A partir de ese momento, comencé a leer aquel periódico con regularidad, buscando en las noticias, editoriales, artículos y entrevistas las múltiples paradojas y sinsentidos del lenguaje cotidiano, cuya historia se remonta a titulares como “Exterminados como ratones” o “No hay tales desaparecidos”.
Durante el último año, la crisis política local ha exacerbado el uso del lenguaje, de la palabra, de la “idea fuerza”, la “cuña” o el titular. Podría decirse que escribir en 140 caracteres ha simplificado todo. Diversos líderes y personalidades han dado declaraciones que terminan anulando el sentido del lenguaje, transformando ideas profundas en conceptos ligeros, efímeros y de consumo. Como es natural, o al menos resultado de una reflexión basada en el sentido común más elemental, nuestras palabras han entrado en una zona líquida, llena de falta de compromiso y absurdo.
En efecto, frases como “ideológicamente falso”, “a veces hay que cerrar los ojos” o “persona expuesta políticamente” han poblado las páginas de los diarios, construyendo un campo semántico que intenta explicar lo inexplicable; se trata, en suma, de palabras vacías sobre la ingobernabilidad en un mundo individualista y carente de utopías.
Después de un año y medio de investigación, seleccioné trece frases distintas. Son frases de políticos, ministros, sindicalistas, ex agentes de la CNI, pintores, filósofos y líderes de opinión que hablan desde el día a día y a la velocidad de la contingencia. Se trata de trozos de textos, fragmentos de declaraciones y micro-ideas que son rescatadas y descontextualizadas por medio de la impresión serigráfica. Son textos que se observan, textos que estimulan a cada espectador a través de un significante gráfico, pues las serigrafías son un espacio donde la palabra y la mancha se enfrentan, intentando esclarecer algún sentido. Sin embargo, la seducción visual se ve abruptamente interrumpida por la paradoja que las palabras entregan.
Cada copia monográfica está firmada con el nombre del periódico, el día y la página de donde fue extraída cada frase, a modo de vestigio gráfico que conecta con la noción de archivo y con la forma diaria en que se escribe la historia de Chile. La escala de la impresión es de un pliego y tiene relación con la acción de imprimir, no solo con el brazo o con la mano, sino moviéndose dentro de la estampa.
Camilo Yáñez